El liderazgo es un elemento clave para que cualquier empresa funcione, se posicione en el mercado, consiga prosperar y crezca. Más allá de las técnicas y estrategias, el éxito a través del liderazgo trata de cómo las personas se sienten guiadas, escuchadas y motivadas.
Dentro de los diferentes estilos posibles, el liderazgo democrático destaca por crear un entorno en el que todos pueden participar y colaborar. Este trabajo conjunto, además de mejorar los resultados, hace que los equipos se sientan valorados y comprometidos con la organización empresarial a la que pertenecen.
¿Qué es el liderazgo democrático?
El liderazgo democrático consiste en dar voz a los miembros del equipo para que puedan participar en la toma de decisiones. Aunque siempre el líder tendrá la última palabra, se promueve el debate y el intercambio de ideas para llegar a las mejores soluciones teniendo en cuenta diferentes puntos de vista. Este enfoque es diferente al liderazgo autoritario, en el que es el jefe el que decide por todos.
En este sentido, cuando las personas saben que sus ideas cuentan, trabajan con más ganas y se implican más en los proyectos.
Principales ventajas del liderazgo democrático
Los líderes democráticos permiten que sus equipos compartan sus opiniones, ideas y conocimientos para alcanzar objetivos comunes que beneficiarán a la empresa. Entre las principales ventajas que reporta este tipo de liderazgo se encuentran los siguientes.
Compromiso y motivación
Escuchar a los empleados y permitirles aportar ideas genera un mayor compromiso. Se sienten parte de los logros de la empresa en la que trabajan y esto reduce la rotación de personal, aumenta la retención del talento y mejora el ambiente laboral.
Asimismo, cuando los equipos sienten que tienen un papel activo, trabajan con más entusiasmo y responsabilidad.
Creatividad e innovación
Las grandes ideas, normalmente, nacen cuando se colabora desde distintas perspectivas. Con este tipo de liderazgo, se fomenta que cada persona comparta sus propuestas, lo que impulsa la innovación y la creatividad, logrando que la empresa sea más competitiva.
Aunque favorece a cualquier sector, especialmente en el ámbito de la tecnología y la publicidad, se aprecian grandes resultados.
Desarrollo del talento interno
Dar espacio a los empleados para que se expresen permite desarrollar nuevas habilidades, mejora la comunicación, la resolución de problemas y la toma de decisiones. Además, los líderes descubren talentos ocultos que, de otro modo, podrían haber pasado completamente desapercibidos.
Mejor comunicación en la empresa
Un entorno en el que la transparencia es clave reduce malentendidos y conflictos, mejorando notablemente el clima laboral. Los equipos se sienten cómodos para hablar de sus preocupaciones y esto permite resolver los problemas rápidamente.
Productividad en aumento
Un equipo motivado y alineado con los objetivos de la empresa trabaja con mayor eficiencia. Los empleados colaboran mejor entre ellos, gestionan bien el tiempo y logran resultados más rápidamente.
Las decisiones tomadas con la participación del equipo suelen ser más acertadas, lo que evita errores costosos.
Retos del liderazgo democrático
Aunque sus ventajas son numerosas, tal y como se ha podido ver a lo largo de este artículo, este estilo también presenta sus desafíos. Por ejemplo, alcanzar un consenso puede llevar más tiempo, lo que suele ser complicado en momentos de presión en los que urge tomar decisiones. Por este motivo, es importante que el líder tenga habilidades para mediar y dirigir las discusiones sin que se vuelvan interminables.
Asimismo, el equipo debe estar preparado para asumir este nivel de participación, por lo que en ocasiones será necesario un proceso de adaptación y/o formación.
No obstante, si consiguen superarse estas pequeñas dificultades, resulta un método de liderazgo muy beneficioso.