La búsqueda de espacios laborales demanda de nosotros mucha exploración e investigación en distintos planos, para tomar las mejores decisiones. Son dos los objetos de análisis en este caso: Primero, quien busca la opción laboral (la persona) y segundo, quien ofrece la opción laboral (la empresa), que se encuentra dentro de un entorno: el mercado laboral.
Tatiana Parodi, Consultora Asociada de LHH DBM Perú, señala que en ambos casos es medular tener clarísimos los “qué y para qué” y encontrar las correspondencias que acerquen a la persona a la posición laboral idónea. Por ello es importante, señala, explorar, descubrir, investigar, analizar, evaluar y obtener una correspondencia adecuada.
Por ejemplo, explica, la persona debe tener muy claro: qué sabe, desde lo técnico, qué sabe hacer desde sus habilidades y experiencias, y qué quiere hacer, desde sus necesidades, preferencias o motivaciones. A ello suma el propósito de vida (para qué), unido a los objetivos por alcanzar, las distintas metas por cumplir. “Las competencias y valores ayudan a la persona a tener claros los para qué, que va reforzando con los qué, antes mencionados”, dijo.
De otro lado – precisó – están las opciones dentro del entorno laboral que también debemos identificar desde qué y para qué: “De lo macro a lo micro tenemos: qué sectores, qué rubros conozco o quiero conocer, qué empresas ofrecen opciones y cuáles son estas opciones. Qué posiciones están disponibles o lo estarán, qué funciones de espera que sean desempeñadas y qué competencias se consideran como requisitos mínimos para alcanzar la posición, qué hace la organización, cuál es su misión, su razón de ser. Qué sistema de dirección está definido, qué estructura la sostiene, qué estilo de liderazgo predomina”, comentó.
Y el propósito de la organización y su visión (que van de la mano con los “para qué”), que incluye objetivos estratégicos, sobre la base de los valores organizacionales. “La premisa es que la persona quiere encontrar el mejor espacio de desarrollo, entendiéndose como mejor, el que ofrezca mayor satisfacción y sensación de pertenencia, crecimiento profesional y balance de vida, por ello toca conocer qué espacios serían los idóneos para cada uno. Eso se logra encontrando la correspondencia adecuada entre los qué y para qué de cada uno de los lados”, precisó.
“Hago énfasis en observar los “para qué”, tanto nuestros como de las organizaciones, sobre ello se va a cimentar todo lo demás: los valores y preferencias personales deben encajar con los propósitos, responsabilidades sociales y laborales, mística y cultura de la organización”, dijo.
Por último, señaló que vale la pena tomarse el tiempo de explorar todos los elementos posibles, analizar y evaluar, pero también permitirnos “sentir o “intuir” si esa posición que estamos por elegir, hará la mejor correspondencia con nosotros. “Hay que tomarnos el tiempo para pensar y sentir, antes de asumir nuevos retos”, enfatizó.