La NBA ha confirmado una revolución total en el formato del All-Star para 2025. Lo que hasta hace poco eran rumores ya es una realidad: la liga busca devolverle competitividad y atractivo a un evento que durante décadas fue el escaparate de las mayores leyendas del baloncesto, pero que en los últimos años ha perdido intensidad y conexión con los aficionados.
El punto de inflexión fue el partido de febrero pasado, un enfrentamiento que terminó con un abultado y poco emocionante 211-186. Aunque se habían implementado cambios previos, como los duelos entre capitanes o el retorno del clásico Este contra Oeste, el resultado seguía siendo el mismo: falta de defensa, desinterés por parte de los jugadores y una audiencia desilusionada.
En sus mejores años, el All-Star ofrecía intensos enfrentamientos entre las conferencias, con verdaderas rivalidades sobre la pista. Michael Jordan y sus contemporáneos no se mostraban simpatía, lo que derivaba en duelos épicos. Sin embargo, ese espíritu competitivo se ha diluido con el tiempo, y la NBA no está dispuesta a dejar que su evento insignia pierda relevancia. Por eso, ha decidido reinventarlo por completo.
El nuevo formato dividirá a los 24 jugadores seleccionados en cuatro equipos que competirán en un mini-torneo compuesto por dos semifinales y una final. La novedad es que uno de estos equipos estará compuesto por los campeones del Rising Stars Challenge, el partido de los novatos. Cada enfrentamiento se jugará a 40 puntos, un cambio significativo respecto al formato tradicional.
Los equipos estarán liderados por leyendas de la NBA: Shaquille O’Neal, Charles Barkley, Kenny Smith y la estrella del baloncesto femenino, Candace Parker. La elección de los equipos se realizará una semana antes del evento, que tendrá lugar en San Francisco, el 16 de febrero de 2025.
Los cambios no han dejado indiferentes a los jugadores. Kevin Durant, dos veces MVP del All-Star (2012 y 2019), no ocultó su descontento:
«Lo detesto. Estos nuevos formatos son terribles. Debemos volver al duelo del Este contra el Oeste», declaró.
Por otro lado, Damian Lillard, último MVP del partido de las estrellas tras anotar 39 puntos, mostró una postura más neutral:
«Veremos. Entiendo qué se quiere conseguir: mayor competitividad en el partido del domingo. Pero soy más fan de lo original. Jugar el domingo es algo especial. No todos los jugadores pueden hacerlo. ¿Por qué cambiarlo?», señaló.
La NBA, consciente del desafío, filtró el nuevo formato previamente para medir la opinión pública. Este cambio radical busca revitalizar un fin de semana que, aunque sigue siendo una tradición, necesita recuperar el interés de jugadores y espectadores. El éxito dependerá de cómo respondan las estrellas y del impacto que genere esta nueva fórmula en la audiencia.