Lo que parecía un partido más de hockey se convirtió en una batalla de orgullo nacional. Canadá se impuso a Estados Unidos en la final del ‘4 Nations Face-Off’, torneo que reunió a las mejores selecciones de la NHL, en un ambiente cargado de rivalidad dentro y fuera del hielo.

El encuentro, disputado el jueves en el TD Garden de Boston, tuvo un trasfondo político evidente. La relación entre ambos países se ha tensado desde la reelección de Donald Trump, con amenazas de aranceles, militarización fronteriza e incluso la sugerencia de anexión económica de Canadá. Estas declaraciones avivaron la hostilidad, que se hizo notar en los graderíos y recordó duelos históricos como el Miracle on Ice de 1980, aunque sin Guerra Fría de por medio.

En la fase de grupos, EE.UU. había vencido 3-1 en Montreal, en un duelo en el que los aficionados quebequenses abuchearon el himno estadounidense. La revancha se dio en la final, donde los canadienses lograron imponerse en un juego de alta intensidad.

El propio Trump avivó el fuego con comentarios en su plataforma Truth Social antes del partido: “Canadá, con impuestos mucho más bajos y una seguridad mucho más fuerte, algún día, tal vez pronto, se convertirá en nuestro querido y muy importante estado 51°”. Su vicepresidente, J.D. Vance, bromeó sobre aplicar más aranceles en caso de derrota canadiense.

Más allá de la política, el torneo dejó una gran impresión con su innovador formato y el altísimo nivel de los jugadores, abriendo la puerta para futuras ediciones.