Lima.- La ortorexia, que no es considerada aún como trastorno, es una alteración a la conducta alimentaria, que convierte en obsesión el seguir una alimentación saludable todo el tiempo. Esta alteración puede traer problemas que van desde la parte médica hasta la social.
Fátima Servián Franco, Profesora de Pregrado en Psicología y en el Máster Universitario en Nutrición y Salud de la Universidad Internacional de Valencia-VIU, explicó más del tema: “La ortorexia se compone de dos etapas; la primera se sustenta en elegir comer una dieta saludable, lo cual es muy lícito, pero en la segunda hay una intensificación de esa búsqueda caracterizada por la obsesión patológica de la comida biológicamente pura, lo que lleva a importantes restricciones alimentarias”.
Además, la experta agregó que se considera a una persona doliente de ortorexia cuando realiza una dieta restrictiva y un aislamiento social compensatorio, evitando obsesivamente los alimentos que contienen o podrían tener colorantes, conservantes, pesticidas, ingredientes genéticamente modificados, grasas poco saludables o contenidos excesivos en sal, azúcares y otros componentes.
Es importante resaltar que llevar una dieta de manera tan estricta puede presentar problemas respecto a la salud de quien decide cumplirla de manera rigurosa. Intentar dejar de consumir alimentos como los mencionados anteriormente, sin una debida asesoría, puede llevar hasta puntos extremos de desnutrición de la persona por esos cambios radicales en su alimentación. En cuanto al perfil de pacientes, la docente de VIU indica que “las mujeres, jóvenes adolescentes y quienes se dedican a deportes como el culturismo, el atletismo y otros, son los grupos más propensos a caer en esta alteración alimentaria”.
TAMBIÉN ES UN TEMA MENTAL
Este problema en la alimentación puede ocasionar daños no sólo en la parte física, sino también en la mental. Cuando una persona sufre de ortorexia es probable que se generen problemas asociados a las tendencias obsesivas. A nivel social, se pueden presentar casos de aislamiento al no encontrase cómodo con el tipo de vida saludable que puede llegar a tener su círculo social cercano.
Cuando se desarrolla una preocupación excesiva por los alimentos que se consumen, y hay una especial atención en revisar por ejemplo, de dónde provienen, qué químicos tienen o cuántas calorías aportan, se puede generar un trastorno psicológico que desencadena en el constante pensamiento de qué es lo que se está consumiendo, dejando de lado la necesidad básica de alimentarse, teniendo esto graves consecuencias para la salud.
“Esto provoca que los hábitos alimentarios sean cada vez más estrictos. Además, creando un complejo de superioridad hacia aquellos que no siguen esta dieta. Cuando las personas rompen esta dieta, se observa un sentimiento de culpabilidad ya que su autoestima va muy unida a lo que comen”, expone Servián.