De acuerdo con la Sociedad Americana contra el Cáncer, la medicina de precisión permite a los médicos ofrecer y planificar la atención a los pacientes basándose en genes, proteínas y otras sustancias específicas del organismo. Este enfoque también se denomina medicina personalizada o atención personalizada, que puede ayudar a encontrar opciones terapéuticas que tengan mayor probabilidad de ser eficaces según el tipo específico de cáncer.

Uno de los principales procesos de transformación e innovación en el manejo de los pacientes con cáncer ha sido el poder establecer decisiones terapéuticas de forma personalizada, es decir, en función de las características genómicas y moleculares del tumor de cada paciente, pues a pesar de las cifras alarmantes de incidencia y mortalidad del cáncer, hoy más que nunca hay esperanza para quienes presentan factores de riesgo y para los que actualmente se enfrentan a este diagnóstico. 

Si bien el cáncer puede desarrollarse en cualquier parte del cuerpo, los tipos más comunes son el de mama, pulmón, colorrectal (colon y recto) y próstata. Y aunque, aproximadamente un tercio de todos los cánceres se pueden prevenir mediante cambios en el estilo de vida, como controlar la obesidad, hacer ejercicio regularmente, no fumar y limitar el consumo de alcohol, los avances en el diagnóstico temprano están generando buenos resultados, y los avances continuos en diagnóstico, tratamiento y medidas preventivas, como las mencionadas, ofrecen la esperanza de un futuro mejor.

“La medicina de precisión es un reto, un reto necesario si queremos estar a la vanguardia de la investigación, de ahí la necesidad de establecer estrategias que fomenten su implementación para evitar inequidades diagnósticas y terapéuticas. Esto, sin duda, debe ir respaldado de proyectos de investigación, indicadores de calidad, y un marco regulatorio que asegure el tratamiento y la confidencialidad de la información; todo ello va a fomentar el conocimiento necesario que permitirá una mejor atención al paciente con cáncer”, señala Yéssika Moreno, Líder Médica Regional para Latinoamérica.

Por su parte, los anticuerpos conjugados, ADCs, representan una potente clase de terapias dirigidas contra el cáncer que utilizan la precisión de los anticuerpos monoclonales para administrar cargas citotóxicas directamente a las células tumorales, minimizando el riesgo de toxicidad inespecífica y reduciendo los eventos adversos en comparación con otros tratamientos convencionales.

Estos anticuerpos funcionan atacando células cancerígenas específicas y administrando pequeñas dosis de quimioterapia muy potente, sin dañar las células sanas cercanas.

Pese a que los ADCs han sido estudiados durante muchos años, hasta ahora se ha reconocido su verdadero potencial, gracias a avances significativos en la tecnología de enlazadores y conjugaciones, así como a fármacos citotóxicos muy potentes; alcanzando en el siglo XXI, hitos significativos. Y aunque se advierte que los anticuerpos conjugados no curan el cáncer, estudios demuestran que estos tratamientos prolongan la vida de las personas.

Desde el diagnóstico hasta el tratamiento y la atención a largo plazo, los pacientes y los médicos necesitan recursos claros, accesibles y personalizados para tomar decisiones informadas, más si se trata de una enfermedad como el cáncer.

En Pfizer, estamos a la vanguardia de una nueva era en la atención del cáncer. Nuestro propósito de acción es atacar esta enfermedad desde múltiples ángulos. Nos enfocamos en brindar terapias transformadoras impulsados por la ciencia, y comprometidos con acelerar los avances para ayudar a las personas con cáncer a vivir vidas mejores y más largas, concluye Yéssika Moreno, Líder Médica Regional para Latinoamérica.