El libro “Juventudes: Políticas públicas, participación y contracultura” de Álvaro Quispe ofrece un análisis profundo sobre el rol de los jóvenes en la actualidad, destacando su creciente protagonismo en los movimientos sociales. A través de las herramientas digitales, los jóvenes han logrado amplificar sus demandas de justicia social, equidad y derechos humanos. Con una mirada crítica, Quispe cuestiona la falta de políticas públicas efectivas que respondan a las necesidades de una población juvenil cada vez más activa y diversa.

El autor también profundiza en la participación política de los jóvenes, particularmente en el Congreso de la República, así como en los gobiernos regionales y locales. Presenta estadísticas actualizadas sobre el padrón electoral juvenil y el número de autoridades jóvenes electas, organizadas por departamentos desde 2006 hasta la fecha, ofreciendo una perspectiva clara sobre la representatividad y el poder juvenil en la política peruana.

El libro fue presentado el lunes 16 de diciembre en el Palacio Municipal de Miraflores, en un evento que contó con la presencia de figuras destacadas como el Dr. Luis Antonio Hierro López, embajador de Uruguay en Perú; la Econ. Brenda Vallejo Mezarina, directora internacional de cultura de la Organización Democrática Mundial (ODM); el periodista Carlos Cabanillas; y María Fernanda Méndez, editora del sello Academia Antártica.

A lo largo de la obra, Quispe traza la evolución de las demandas juveniles desde los movimientos de mayo de 1968 hasta las protestas más recientes en América Latina, poniendo especial énfasis en el Perú. Aunque resalta la pasión y el compromiso de los jóvenes en las manifestaciones, también advierte sobre la falta de organización y liderazgo dentro de estos movimientos, lo que limita su capacidad para generar un cambio estructural duradero.

En este contexto, el autor subraya la necesidad urgente de que el Estado desarrolle políticas públicas inclusivas que reconozcan el papel esencial de la juventud en la transformación social y política. La era digital, con su potencial para conectar y movilizar a las nuevas generaciones, ha creado un escenario único en el que los jóvenes pueden desempeñar un papel central, pero también plantea desafíos que requieren respuestas adecuadas y oportunas por parte de las instituciones.