Lima.- El fuerte sismo que sacudió Lima, y parte de la costa central del país, puso en evidencia el alto nivel de riesgo sísmico en el que se encuentran las viviendas de la capital.

Según la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI), se estima que al año se construyen 50 000 viviendas informales en Lima, a través de la autoconstrucción, mientras que la Capeco sostiene que el 80% de las viviendas en el Perú son informales y, de ese total, la mitad son altamente vulnerables ante un sismo de gran intensidad.

Juan Carlos Atoche, ingeniero y profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Piura, señala que el riesgo sísmico es una combinación de dos factores: la amenaza y la vulnerabilidad.

En ese sentido, recomienda que al buscar dónde construir una vivienda, se cuente con la ayuda de un equipo técnico calificado para identificar las amenazas mencionadas. En este punto, también es necesario que las autoridades regionales y/o locales tengan debidamente identificadas las zonas de amenaza.

El diseño y la construcción son factores determinantes, por lo que el especialista en ingeniería estructural considera que el equipo que se encargue debe conformarse por expertos calificados que logren unas cualidades técnicas que protejan a la vivienda frente a un sismo.

“Si los especialistas no están preparados para seguir las normas técnicas nacionales, que son muy buenas, tendremos estructuras de viviendas con deficiencias que sufrirán serios daños frente a sismos”, precisa Atoche.

¿Qué hacer antes los daños de un sismo?

Si la vivienda resulta dañada en un sismo, es importante contar con apoyo técnico para la evaluación del daño. Para ciertas condiciones, un ingeniero estructural tiene las capacidades para identificar si estos daños son estéticos o superficiales, o si son estructurales; es decir, si comprometen la estabilidad de toda la construcción.

“Si se trata de un sismo de poca intensidad, el daño no será complejo y se resolverá con una inspección técnica sencilla; todo dependerá mucho de las condiciones en las que ocurra este fenómeno sísmico”, señala el ingeniero Juan Atoche.  

La importancia de la prevención

Como medida de prevención, Germán Gallardo Zevallos, magíster en Ingeniería Civil y especialista en Ingeniería Geotécnica, indica que se requiere contar con planos de vigas, columnas, paredes, de la cimentación y con el estudio de suelos, para entregarlos al ingeniero estructural para que pueda evaluar la infraestructura mediante una visita técnica que permita conocer la situación de la infraestructura.

En cuanto a la mitigación, Atoche señala también que se debe reducir al máximo la vulnerabilidad, mediante la inspección técnica de un especialista que evaluará las deficiencias del diseño y la construcción, y buscará reducirla con el reforzamiento de los elementos o construyendo otros nuevos. Sin embargo, si la vivienda está construida sobre suelo licuable, la situación se complica porque reforzar una cimentación es sumamente complejo y muy costoso.

“Una forma de enfrentar este gran reto es entendiendo el riesgo real del territorio de nuestras ciudades para poder destinar los recursos, así también poder priorizar los problemas a atender para mitigar el riesgo, cuantificarlo, conocer cuáles son los problemas que existen, cuántas viviendas los padecen, las zonas en las que se ubican, etc.”, recomienda Atoche.

Después, se debe establecer un plan estratégico con plazos para comenzar a ejecutarlo y tener ciudades más seguras, acota.

Por su parte, Germán Gallardo agrega que es necesario un programa que permita distinguir y tipificar las viviendas de acuerdo con su nivel de vulnerabilidad, para lo cual es imperativo convocar a la academia y los gobiernos locales, regionales y al central.