Este viernes 10 de octubre de 2025, José Enrique Jerí Oré juró como Presidente de la República del Perú, tomando el mando por sucesión constitucional luego de la vacancia de la anterior mandataria.

Jerí, quien era hasta ahora presidente del Congreso para el periodo 2025-2026, asumió el cargo conforme al mecanismo establecido en la Constitución cuando no existen vicepresidentes disponibles.

Su presidencia se extenderá hasta julio de 2026, cuando concluye el mandato constitucional que permanece en curso.

Su ascenso a la presidencia no fue resultado de una elección popular directa, sino del orden constitucional de sucesión en un momento de crisis política.

La figura de Jerí llega al poder en un contexto de escrutinio público elevado. A continuación, algunos de los principales señalamientos que lo acompañan:

1.- Denuncia por abuso sexual / violación
En enero de 2025, una mujer formuló una acusación en contra de Jerí por presunta violación durante una reunión social.

La denuncia generó medidas de protección, investigación y debate público sobre su idoneidad para ocupar un cargo de máxima responsabilidad.

En agosto de 2025, la Fiscalía Suprema archivó la investigación preliminar por falta de pruebas suficientes para acreditar su vinculación con el delito.

2.- Incrementos patrimoniales y transparencia
Informes periodísticos han observado que el patrimonio declarado de Jerí se ha incrementado notablemente durante su gestión legislativa, incluyendo adquisiciones inmuebles y vehículos.

Él ha defendido que sus compras fueron financiadas de forma legítima, con créditos e ingresos declarados.

3.- Cuestionamientos institucionales
Algunos críticos advierten que su acceso al poder mediante vacancia podría debilitar la percepción de legitimidad, en un país con una larga historia de crisis política.

El desafío inmediato será balancear la gobernabilidad con el respeto a la legalidad y la transparencia.

Durante su juramentación, Jerí se comprometió ante la bandera y la Constitución a asumir las riendas del país en un período crítico, declarando que su propósito será restaurar el orden institucional y conducir el país hacia estabilidad.

Sin embargo, el camino será estrecho. Su capacidad de liderazgo, su disposición al diálogo y el accionar de los poderes de control serán decisivos para que su presidencia sea percibida como una oportunidad de reinicio, y no como una continuación de la crisis.