La primera experiencia de Rubén Yucra Ccahuana en un escenario declamando poesía quechua fue en las alturas del Cusco en un concurso escolar. Así se inició en el mundo de la literatura oral. El año pasado su talento nato también para escribir lo llevó a cruzar las fronteras del país para participar en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, en México, donde presentó su primer poemario quechua “Qespiriy” (resplandecer, iluminar). Ahora, el joven talento de 25 años de edad prepara la publicación de su segunda obra, que reflexiona sobre lo citadino y el campo.
El hijo de padres ganaderos y agricultores cuenta que en marzo del 2021 concursó en los premios Estímulos Económicos y se convirtió en uno de los 11 elegidos para participar en la edición número 35 de la FIL Guadalajara, realizada del 27 noviembre al 5 de diciembre del año pasado de manera semipresencial y donde Perú fue el país invitado de honor. En total, estuvieron presentes más de 200 peruanos, entre literatos, artistas, integrantes de la delegación y profesionales del sector.
El joven no tuvo mejor idea que asistir a la segunda feria más grande del mundo con un chullo y un colorido poncho típico de su natal Cusco. “Todos los gastos fueron cubiertos por el Ministerio de Cultura. Tuvimos un pabellón exclusivo para peruanos donde exhibimos nuestros libros. Allí presenté ‘Qespiriy’ y también repartí dípticos explicando la importancia de mi lengua quechua y de la Ciudad Imperial, Cusco”, asegura Rubén, quien estudió Educación Intercultural Bilingüe en la Universidad Peruana Cayetano Heredia con la Beca 18 del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación.
Su primer poemario quechua “Qespiriy”, publicado cuando Rubén tenía apenas 18 años, reúne escritos dedicados a la madre, a la importancia de valorar la tierra, reflexiones sobre la contaminación del medioambiente, así como a los héroes y apus. Recuerda que creció admirando la poesía quechua y leyendo a sus autores favoritos: Killku Warak’a, José María Arguedas y César Vallejo. En cuarto grado de primaria, ganó por primera vez un concurso escolar declamando una poesía por el aniversario de su distrito: Ancahuasi, provincia de Anta, Cusco.
“Elegí estudiar Educación Intercultural Bilingüe porque me gustaba enseñar y quería también difundir mi lengua quechua. He escuchado rechazos por nuestra forma de hablar, pero nunca me ha afectado eso. Si uno sabe lo que es, de dónde viene, no te sientes menos. El quechua para mí significa la vida. Me dio la oportunidad de conocer diversas partes del Perú, como Arequipa y Juliaca. Pude viajar también al exterior, a Chile, y ahora a México”, dice con orgulloso.
En la actualidad, el joven talento alista la publicación de su segundo poemario escrito también en quechua, que reflexiona sobre la ciudad y el campo. Su libro hace énfasis nuevamente en el cuidado del medioambiente y prefiere aún mantener el nombre en reserva. En el 2021, además, estuvo dictando clases en una escuela rural bautizada como Pachamama, en Ollantaytambo. “Enseño en quechua y castellano para que los estudiantes sean bilingües. En mis sesiones aplico una enseñanza vivencial y le incluyo juegos”, comenta Rubén, el mayor de cuatro hermanos y el primero que logró estudiar una carrera profesional.
“No hay excusa para triunfar o salir adelante. Muchas veces el dinero determina y limita, pero la perseverancia y el sueño por lograr un objetivo son más grandes cuando te lo propones. Mientras haya mucho esfuerzo, las oportunidades sobran”, indica el becario, ejemplo de éxito. Como mensaje final, pide a los jóvenes que abrecen su lengua, su cultura y sus raíces, como él lo hizo desde niño. “Una persona puede cambiar de ropa, de gustos, pero nunca dejar sus raíces. Es nuestra esencia”, finaliza.