A pesar de que faltan solo unos días para que Microsoft deje de dar soporte para Windows 10, aún hay dispositivos que no han sido actualizados, quedando expuestos a riesgos de ciberseguridad. Datos de Kaspersky Security Network revelan que más de la mitad de los usuarios individuales (53%) y el 60% de usuarios empresariales siguen utilizando Windows 10. Solo el 33% ya ha actualizado sus dispositivos a la última versión del sistema operativo: Windows 11.

Si bien Microsoft ofrecerá un plan de extensión de actualizaciones de seguridad para que usuarios y empresas reciban parches críticos por un año adicional, dicho plan tiene requisitos y costos. En consecuencia, muchos usuarios seguirán desprotegidos si no migran a una versión más reciente.

Una vez que un sistema operativo llega al final de su vida útil, las vulnerabilidades de seguridad sin resolver permanecen sin parches, lo que significa que los ciberdelincuentes pueden aprovecharlas. Por ello, es altamente recomendable actualizar el sistema operativo para proteger tanto las redes personales como las empresariales.

La investigación de Kaspersky mostró que además de que aún hay dispositivos con Windows 10, un 9% sigue funcionando con Windows 7. Esta es una versión obsoleta cuyo soporte terminó en 2020, lo que refleja una alta preferencia por versiones antiguas y expone a las personas a mayores riesgos, como el robo de información.

En el ámbito corporativo, la popularidad de Windows 10 es incluso mayor. El 60% de los dispositivos empresariales utilizan este sistema, mientras que en pequeñas empresas la cifra es ligeramente menor con un 51%. La proporción de usuarios de Windows 7 en ambos casos es de poco más del 6%. Los expertos de Kaspersky advierten que usar sistemas operativos obsoletos en infraestructuras corporativas representa un riesgo significativo para las empresas, ya que estos no solo son más vulnerables a los ataques, sino que también pueden ser incompatibles con software y herramientas de seguridad más recientes. Esta incompatibilidad puede suponer una grave amenaza para la continuidad del negocio.

“Migrar a un sistema operativo más reciente puede parecer, de manera equivocada, un cambio innecesario que solo ofrece nuevas funciones menores y complica los flujos de trabajo debido a cambios en la interfaz. Sin embargo, desde el punto de vista de ciberseguridad, un sistema que no recibe actualizaciones de seguridad es como una casa cuya puerta quedó sin llave, parece cerrada, pero basta empujar para entrar. El riesgo al que se enfrentan tanto los usuarios en general como las empresas supera ampliamente los inconvenientes asociados al cambio hacia una nueva versión del sistema operativo”, comenta Leandro Cuozzo, Analista de Seguridad en el Equipo Global de Investigación y Análisis para América Latina en Kaspersky.

“Para los departamentos de TI y seguridad informática de las empresas, mantener actualizado el software crítico para el negocio, empezando por el sistema operativo, es una tarea prioritaria. Las actualizaciones oportunas son esenciales para mitigar riesgos de seguridad y prevenir costosas filtraciones de datos, así como daños financieros y de reputación. No deben descuidarse, incluso si cuentan con soluciones de seguridad”, agrega el experto.

Para fortalecer la seguridad personal y corporativa en el ámbito de los sistemas operativos, Kaspersky recomienda:

  • Asegurarse de utilizar la última versión del sistema operativo y verificar que la función de actualización automática esté habilitada.

  • Respaldar la información crítica antes de realizar la actualización, para evitar pérdidas de datos.

  • Los usuarios individuales, pueden utilizar soluciones, como Kaspersky Premium, con tecnologías de prevención de exploits (programas maliciosos que aprovechan vulnerabilidades).

  • Las empresas pueden usar herramientas de seguridad acorde a su tamaño y necesidades, como Kaspersky Small Office Security o alguno de los productos del portafolio de Kaspersky Next, que ayudan a reducir el riesgo de explotación de vulnerabilidades no parchadas que pueden encontrarse en un sistema operativo obsoleto (a partir de octubre de 2025, Windows 10 y versiones anteriores).