La Red de Estudios para el Desarrollo (REDES) identificó que, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Hogares 2023, un 18% de jóvenes entre 15 y 29 años no estudian ni trabajan. En esa línea, más de millón y medio de personas entran a la denominación de “ninis”, cifra que resulta ser mayor a la de 2019 (16.8%) y la más alta desde 2006 (18.8%).

“La situación afecta profundamente a los jóvenes peruanos porque no pueden generar ingresos ni acumular capital. Esto es algo que impacta negativamente en el desarrollo social y económico del país. Además, la falta de oportunidades laborales para la población más joven limita la posibilidad del desarrollo de sus habilidades” explicó Oswaldo Molina, economista de REDES.

En Perú, dos tercios de «ninis» son mujeres, quienes enfrentan barreras económicas y responsabilidades domésticas que las alejan de la educación y el empleo. Aproximadamente, un 22% de mujeres ninis no busca trabajo porque realizan quehaceres domésticos; mientras que solo el 2% de hombres no busca trabajo por la misma razón.

“No todos los jóvenes «ninis» comparten circunstancias similares. Algunos están activamente buscando oportunidades laborales o educativas, mientras que otros enfrentan barreras personales o estructurales que limitan su participación laboral o acceso educativo” precisó el especialista.

A nivel nacional, las regiones con mayor población de “ninis” en el 2023 fueron Tumbes con un 26,1% (16 mil jóvenes), Loreto con 24,1% (64 mil) y Tacna con 21% (20 mil). Y aquellas con menor número son Apurímac con 8,8% (10 mil) y Huancavelica con 9,6% (9 mil).

¿Qué pasa con las oportunidades?
Según indicadores del Banco Mundial, la recesión económica del 2023, con una caída del 0,6% en el PBI y una reducción del 7,2% en la inversión privada, ha impactado negativamente en la generación de empleo. El bajo crecimiento económico impide que el país se recupere a niveles pre pandemia y, por lo tanto, la economía informal a menudo representa la única opción laboral para los jóvenes con largas jornadas laborales, falta de seguridad social y salarios por debajo del sueldo mínimo.

“A fin de generar empleos formales y de calidad para los jóvenes, es necesario que la inversión privada crezca. Esto no solo impulsa el desarrollo económico a nivel nacional, sino que también crea oportunidades laborales sostenibles y alineadas con las demandas del mercado”, puntualizó.

Molina señala que en algunos casos se pueden orientar hacia trabajos en sectores con alta demanda laboral, como electricidad, construcción, soldadura, trabajos técnicos y ventas. Además, indica que es esencial ofrecer oportunidades de desarrollo profesional a los jóvenes a partir de programas de capacitación que incluyan pasantías y mentorías que los acerquen con posibles empleadores.

“Es clave ofrecer programas flexibles, como educación a distancia y/o formación técnica que se adapte a las necesidades de cada persona. Además, es crucial implementar políticas gubernamentales que reduzcan la deserción escolar por falta de recursos económicos; entonces, ayudas financieras, becas y subsidios podrían mejorar las condiciones de vida de los jóvenes con más bajos recursos” enfatizó el economista de REDES.