En esta época de teletrabajo y entretenimiento audiovisual en casa hay equipos tecnológicos que han tomado mayor importancia para lograr comodidad, productividad, alta fidelidad en imágenes y versatilidad, entre ellos podemos mencionar el monitor de escritorio que nos permite visualizar los detalles de nuestro trabajo de manera óptima.
Sin embargo, en el mercado hay una infinidad de opciones, en esta oportunidad nos centraremos en el uso de las pantallas duales y las panorámicas. ¿Cómo tener en claro qué nos conviene?
Todo dependerá del uso que queramos darle al equipo, sea que nos dediquemos a la fotografía, al video, la creación de 3D, ilustración o simplemente nos apetezca ver una película o jugar online.
Con ello en mente la decisión debe considerar otro aspecto fundamental: el diseño de los equipos y sus ventajas inherentes. Así, por ejemplo, en una pantalla panorámica única (21:9), no habrá problema con que un borde divida nuestra vista al medio o que los ajustes y calibraciones tengan que hacerse en dos equipos diferentes (algo clave para evitar errores en fotografía, ilustración y similares). Asimismo, se puede tener varias ventanas al mismo tiempo en el mismo lugar.
Desde lo visual, es interesante que la disposición horizontal permita emular la distribución de una mesa de trabajo real, con la obra en creación al centro y todas las herramientas a los costados. Se trata de una propuesta integral y potente.
Impacto dual
Sin embargo, la pantalla dual tiene lo suyo, empezando por facilitar la multitarea, ya sea que mientras uno juega puede a la vez navegar y ver videos. Esta característica es fundamental además para hacer Twich (streaming en vivo para gamers). Uno de sus puntos fuertes es entonces una buena separación de contenidos.
A esto se suma que existen equipos que, para evitar la molestia de los marcos gruesos al medio, vienen ahora con biseles delgados, lo que minimiza este problema. En este caso, lo recomendable es que ambas pantallas sean del mismo tamaño, aunque hay a quienes no les molesta que sean dispares.
Lo que sí hay que tener muy en cuenta antes de decantarse por esta opción es que se debe contar con una tarjeta gráfica compatible, ya que con solo un puerto de video no podrá hacerse la conexión dual (se requiere por lo menos de dos puertos, que pueden ser VGA, DVI, HDMI, USB, Type-C o DisplayPort -si el conector es diferente, podría necesitar un adaptador).
Como punto final, hay un aspecto pragmático: siempre podrán funcionar como dos monitores separados, y el unirse, siempre serán más grandes que cualquier monitor panorámico.
Sea cual fuera la elección, lo importante es ver que no necesariamente una opción es mejor que la otra por sí misma, sino que el criterio puede y debe variar con cada caso. Productividad y buena experiencia deben ir de la mano. Afortunadamente, hoy en el mercado existen múltiples opciones para cualquiera de estos formatos y el usuario cuenta con toda la data necesaria para tomar una decisión informada.
Invertir en un buen monitor es clave para lograr una visibilidad óptima, genera productividad, eficiencia, es un equipo versátil que sirve para varios perfiles de usuarios.