Durante la pandemia del Covid-19 y según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los servicios de salud mental esenciales se detuvieron en algún momento en el 93% de los países del mundo, en tanto que se aumentó la demanda para acceder a un profesional de esta área. Asimismo, la entidad aseveró que, en la pandemia, los países destinan menos del 2% de sus presupuestos nacionales a la salud mental y -por ende- la atención no es la adecuada.
Ahora, con las implicaciones de los aislamientos y la aceleración de la hiperconectividad, se produjo un aumento del consumo de redes sociales e internet, una coyuntura que también lleva consigo unas implicaciones en las personas y por lo cual fue uno de los temas de debate en el III Congreso de Salud Mental que se realizó el mes pasado.
“Las tecnologías digitales han dado paso con fuerza a la sociedad hiperconectada. Esta hiperconexión representa dos caras de la misma moneda. Por un lado, es positiva al satisfacer necesidades básicas como las sociales y su facilidad de permitir interacciones a través de la pertenencia a los grupos y redes sociales. Por otro lado, negativa, ya que estamos permanentemente conectados a algún tipo de dispositivo electrónico para estar acompañados, pero al mismo tiempo solos, esta es la gran paradoja de las tecnologías digitales. Podemos pensar en la imagen de varios amigos reunidos, pero cada uno mirando hacia su dispositivo móvil”, indicó Arantxa Duque Moreno, Directora Grado de Psicología de la Universidad Internacional de Valencia.
De igual manera, expresó que hay un lema fundamental en la sociedad actual: digitalizarse o morir. La transformación hacia la virtualidad afectó prácticamente todos los sectores económicos en tres aspectos: hubo destrucción de algunos empleos, expansión de otros puestos de trabajo y un cambio representativo por la irrupción del teletrabajo.
De esa manera, la directora en VIU detalla que una gran cantidad de empresas han tenido que asumir nuevos estilos de trabajo: “En principio, el teletrabajo ofrece mayor libertad para gestionar el contexto espacio-temporal de trabajo para coordinarlo con el del resto de tareas y obligaciones de la vida de la persona. Sin embargo, esta reinvención digital ha sido dramáticamente rápida, se ha producido a un ritmo tan frenético que de forma inevitable afecta a la salud mental”.
La hiperconectividad tampoco ayuda mucho, desde su punto de vista, ya que se puede trabajar desde prácticamente cualquier lugar, lo que hace que se diluya enormemente el contexto espacio-temporal que separa el ámbito laboral del personal. Por tanto, la libertad es positiva para la salud mental si se gestiona de forma adecuada, pero adquiere un carácter negativo y desadaptativo si se pierde el control sobre el tiempo y el espacio dedicados al trabajo.
La digitalización de la vida tiene consecuencias
La cibersalud está tomando mucha más fuerza, la pandemia aumentó el consumo de aplicaciones, herramientas digitales e internet en general. Las aplicaciones móviles ayudaron a mantener o recuperar muchas de las actividades cotidianas como reuniones de trabajo, interacción con seres queridos, incluso, la actividad física y el deporte.
En efecto, los datos lo demuestran la tendencia va en aumento. Según el informe ‘Situación Global Mobile’ realizado entre el 2020 y 2021, de las personas que utilizaron un dispositivo móvil al menos una vez al mes se evidenció: el 89% usaron medios sociales y mensajería instantánea en el 2020 y el 89.6% en el 2021.
Durante el 2021, el uso de las siguientes aplicaciones llegó a una participación de: 67% de personas en las relacionadas con entretenimiento y vídeos; mapas (61.8%); videojuegos (52%); aplicaciones financieras (38.7%); salud y deporte (29.4%); y citas (11.4%). En todas hay un incremento con respecto al año anterior.
Ante esto, el Congreso abordará bastante temáticas para dimensionar qué se puede esperar en el futuro y cómo los profesionales de distintos ámbitos deberán afrontar el asunto. Expertas internacionales en psicología, neurociencia, ciencias del comportamiento y sociología compartirán la sesión inaugural.