El agua, uno de los insumos más valiosos para la humanidad, también es esencial en las actividades de la industria minera. De acuerdo con la Autoridad Nacional de Agua (ANA), el sector minero sólo hace uso de 1.5% del agua disponible en el país. Además, la minería aumenta la productividad agrícola con fertilizantes, por ejemplo. También está presente en equipos tecnológicos, como teléfonos inteligentes, que tienen alrededor de 25 metales diferentes en su composición, todos provenientes de la minería. Por lo tanto, es necesario seguir con la mejora continua y asegurar el desarrollo cada vez más sostenible del sector minero.
Además de optimizar las actividades de exploración, extracción, concentración y eliminación de relaves, reducir el uso de agua nueva es uno de los principales desafíos para promover la sostenibilidad en la minería. En este sentido, la química entra como un gran aliado, con nuevas tecnologías en polímeros que permiten una mayor recuperación del agua utilizada en el procesamiento más eficiente.
En el procesamiento de minerales que requiere de separación de sólido/líquido, la aplicación de floculantes basados en polímeros avanzados, como Rheomax DR, garantiza una mayor densidad, con mayor velocidad de sedimentación y mayor recuperación de agua. Este volumen recuperado puede ser reutilizado en el proceso de producción, reduciendo la extracción de agua nueva, o esta puede ser tratada y devuelta al medio ambiente.
En el manejo de relaves, los polímeros basados en poliacrilamida, como Rheomax ETD, agregan partículas sólidas, aceleran la liberación de agua con mayor calidad, mejorando el tiempo de secado de los relaves minerales. Además de la recuperación de agua, esta solución promueve un mejor aprovechamiento de la presa y el control de estructuras. La innovación, que reduce el área ocupada por los relaves, garantiza una mayor estabilidad de la estructura, reduce los costes y el tiempo necesario para rehabilitar la presa, aumentando significativamente la vida útil de la zona de eliminación.
Ambas soluciones también garantizan el ahorro energético y la eficiencia de los recursos. Otro factor importante es que estos productos no dañan el medio ambiente y no están clasificados como tóxicos, ni siquiera para peces, algas y otros organismos acuáticos.
Sobre la base de una estrategia bien consolidada, hecha a medida para cada actividad, se pueden aplicar innovaciones en el procesamiento de minerales y el tratamiento de residuos, cumpliendo numerosos criterios de sostenibilidad, como la reducción de residuos, los costos y el consumo de agua y energía. Al crear química para un futuro sostenible, podemos aportar soluciones que, si se aplican correctamente, son aliados de peso para mejorar la eficiencia y reducir significativamente los impactos sobre el medio ambiente.
Por Jorge Davo. Es químico y gerente regional de BASF Mining Solutions para América del Sur