En la madrugada del último viernes, aproximadamente dos mil pandilleros fueron trasladados a la cárcel que ya se conoce como “la más grande de América Latina”, la cual proyecta albergar a más de cuarenta mil criminales. Así lo indicó Nayib Bukele, presidente de El Salvador. “Esta será su nueva casa, donde vivirán por décadas, mezclados, sin poder hacerle más daño a la población», agregó.
Asimismo, este Centro de Confinamiento del Terrorismo,el cual se inauguró en enero de este año, cuenta con 23 hectáreas. Para esta partida de más de 100 kilómetros de distancia, el gobierno salvadoreño propuso un fuerte cerco de seguridad donde mantuvo a todos los reos enmarrocados, mirando al suelo y moviéndose rápido.
Al respecto, decenas de personas han cuestionado la decisión del presidente por las condiciones en la que los criminales pasarán las siguientes décadas. Pero Bukele no ha dado marcha atrás, sino todo lo contrario. “No dijeron nada cuando ellos le quitaron la tranquilidad a nuestro país, cuando ellos han hecho que corra sangre en nuestro país y cuando ellos han causado, de hecho, que en nuestro país no se desarrolle como debería ser”, afirmó.
Por otro lado, las familias de los condenados deberán pagar la suma de 170 dólares para costear por lo menos 5 paquetes: alimentación, higiene hombre, misceláneo, vestimenta hombre y limpieza de área.
“Son malas noticias, ahora no nos recibirán paquetes, hay que comprarlo en el penal (…). Es mucho dinero, ya no sé si voy a poder llevar (…). Lo que nos han dicho es que la idea que tienen es que sea en todas las cárceles”, declaró la mamá de un recluso.