El 25 de noviembre está marcado en el calendario de la ONU como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Otras instituciones hablan de violencia de género o machista. Sea como sea, los datos muestran que hay trabajo por hacer. En promedio, 1 de cada 3 mujeres ha padecido violencia física o sexual a lo largo de su vida, según cifras de la ONU. Y, como subraya el catedrático de Derecho Penal Josep Maria Tamarit, director del programa de Criminología de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y coautor del libro Violencia y género en las relaciones de pareja,«en más de la mitad de parejas se produce violencia psicológica y aproximadamente en un 12% también física».
Es, pues, una buena ocasión para tomar conciencia y tratar de combatir estereotipos. Tal como indica la vicerrectora de Globalización y Cooperación de la UOC, Pastora Martínez Samper, «Concienciar sobre las violencias machistas significa ser capaces de comprenderlas en todas sus dimensiones, que incluyen hábitos y conductas personales y colectivos. Es como ponerte unas gafas que te permiten ver la parte enterrada del iceberg».
En este contexto, ¿cuál es la mejor manera de prevenir la violencia? ¿De evitar que se acabe produciendo? No hay fórmulas mágicas, pero sí diversos ámbitos de actuación. Uno es la detección de las víctimas infantiles. También hay que aprovechar las oportunidades que ofrecen las redes sociales e internet. O hacer cambios culturales en las universidades. De ello hablan Tamarit, Martínez Samper y dos profesionales de la UOC expertas en género, Milagros Sáinz, directora del grupo de investigación GENTIC del IN3, y Maria Olivella, coordinadora de la Unidad de Igualdad.
Detectar víctimas infantiles
Según indica Josep Maria Tamarit, «los niños que sufren abuso sexual, maltrato o que están expuestos a la violencia de sus progenitores tienen un riesgo mucho más alto de tener y también de sufrir en la vida adulta conductas de violencia en las relaciones de pareja».
Así pues, «es fundamental tomarse en serio la detección y la prevención de la victimización infantil, que en gran parte tiene lugar dentro de la familia, y proteger y dar apoyo a los niños víctimas», destaca el catedrático de Derecho Penal.
Por su parte, Milagros Sáinz afirma que «las nuevas generaciones deben educar en la corresponsabilidad y no tolerar ninguna situación de violencia, ni hacia ellas mismas ni hacia otras personas de su entorno, ya sean madres, hermanas, vecinas o compañeras de clase».
La experta apunta que hay que aprovechar el reconocimiento que tienen la imagen y la apariencia física en las redes sociales para promover el empoderamiento de las mujeres y no la dominación sexual del hombre respecto a la mujer. «El empoderamiento de las niñas, las jóvenes y las mujeres es crucial. No solo para sentir que tenemos un papel activo en cualquier relación con cualquier persona, sino también para aprender a no normalizar situaciones de falta de respeto o de violencia», explica.
Eso sí, Tamarit subraya que, según algunos estudios, «los más jóvenes, por su familiaridad con la red, se protegen más que muchos adultos de determinados riesgos, como los derivados del sexteo».
Cambios culturales en la educación superior
La educación superior es el ámbito en el que se centra Maria Olivella desde la Unidad de Igualdad de la UOC. El trabajo que hay que desarrollar, dice, se divide en tres grandes retos: «Trabajar los contenidos de docencia e investigación para que no reproduzcan ni refuercen violencias, generar sistemas efectivos de denuncia y queja, ofreciendo acompañamiento emocional, y cambiar una cultura académica que ha normalizado diversas formas de abuso y de discriminación hacia las mujeres, sobre todo debido a la fuerte jerarquía y a la idea de que las mujeres no son capaces de generar conocimiento».
En este sentido, Pastora Martínez Samper recuerda que, para este 25N, la UOC lanza un programa de formación en igualdad de género, «porque es muy difícil prevenir y abordar la violencia de género si no la sabemos detectar o identificar». Se trata de una formación en línea y voluntaria para los trabajadores de la UOC.
Más formación en el sistema judicial
Precisamente, en cuanto al ámbito judicial, más que pensar en modificaciones legislativas, tanto Tamarit como Sáinz insisten en la necesidad de que los profesionales tengan una formación adecuada.
Sáinz indica que ha de ser una formación con perspectiva de género, y para Tamarit debe basarse «en la evidencia científica y en la especialización de los profesionales en el conocimiento de la violencia y la victimización, sus causas y sus efectos». Para el experto también hay que «introducir mejoras para que las mujeres víctimas que entran en contacto con el sistema de justicia reciban un trato adecuado que las proteja y las ayude en su proceso de recuperación».