Lima.- Una de las tendencias generadas por la pandemia del COVID-19 ha sido el aumento considerable del uso del Internet. Según el Organismo Supervisor de Inversión Privada en Telecomunicaciones (Osiptel), hasta agosto del presente año, el servicio de acceso a internet fijo en el país aumentó en un 14,2% anual. Además, la entidad informó que, al cierre del segundo trimestre, el volumen de datos móviles fue un 45,1% más respecto al mismo periodo del 2020.

Acceder a Internet nos ha traído muchos beneficios, como el desarrollo de la teleducación para fomentar el aprendizaje de los niños y adolescentes en pandemia, pero un uso incorrecto de esta plataforma podría generar una adicción y patrones de navegación poco seguros que ponen en riesgo a los niños y adolescentes.

De acuerdo con Vanessa Zambrano, psicóloga y jefa de talleres del programa Controla Tu Red – Perú de Fundación MAPFRE, la exposición al Internet por sí misma no genera adicción. Asimismo, detalla que “cuando se habla de conductas adictivas se vinculan con temas emocionales y situaciones que no tienen un manejo adecuado”.

Las conductas de riesgo que asumen los adolescentes al usar Internet son el foco del estudio “Patrones de uso y abuso de las TIC entre adolescentes de Lima y Arequipa – Percepción de los riesgos”, realizado por la Fundación MAPFRE con la participación de cerca de 1,000 adolescentes y el apoyo del Instituto de Opinión Pública de la Universidad Católica.

Los resultados de la muestra realizada en el año 2019 indican que el 80% de los encuestados reconoce que Internet es peligroso para alguien de su edad; sin embargo, al analizar sus patrones de uso ese reconocimiento parece no importar: el 72% no bloquea a un desconocido cuando este lo contacta en sus redes. Además, el 20% no conoce a la mitad de sus contactos.

Un estudio previo realizado en el año 2016 se enfoca en las señales de alerta emocionales que desarrollan los jóvenes cuando tienen adicción al Internet. Algunas de ellas son las siguientes:

Aplazamiento de necesidades vitales

El 33% suele posponer su sueño por estar conectado en vez de descansar. El 7% ha dejado de comer por estar conectado.

Preferencia por el aislamiento

Estar solo, sentirse solo, descuidar relaciones personales, es una señal de posible depresión. Los adolescentes que muestran un mayor riesgo de adicción a Internet presentan una preferencia por estar solos en mayor proporción que aquellos menores que no muestran señales de alerta.

Pérdida de control

Empiezan a mostrar síntomas de abstinencia y desarrollo de tolerancia: el 20% dice que no puede estar desconectado; un 24% piensa que debería controlarse y no puede; 7% confiesa que cada vez necesita estar más tiempo conectado para sentir la emoción de antes.

Ansiedad

El 16% siente ansiedad frecuentemente cuando no puede conectarse. El 15% manifiesta que, si se quedara sin el celular, haría lo que fuera por recuperarlo.
Frente a esta situación es esencial que los padres de familia presten atención a sus hijos en cuanto a la interacción y al uso del Internet y las redes sociales, además de percatarse si hay un desarrollo de nuevas conductas. Es importante informarse sobre el uso correcto de las TIC y no simplemente rechazarlas.

Fundación MAPFRE recomienda escuchar al menor sin juzgarlo, saber sus gustos en internet y comprenderlo, para que puedan compartir juntos espacios donde se aproveche en educar sin prohibir y aconsejar sin quitarles privacidad.

Sin una adecuada supervisión y un uso incorrecto del internet, los menores podrían estar expuestos a peligros como el ciberbullying y el ciberacoso de conocidos y desconocidos. Para ayudar a los padres y docentes en el proceso de guiar a los menores hacia un uso saludable de las redes e internet, Fundación MAPFRE pone a disposición de la sociedad materiales orientadores y educativos en el siguiente enlace, para que cualquier lector pueda acceder a ellos de manera gratuita.