El accidente cerebrovascular (ACV) es una emergencia médica que puede cambiar la vida de una persona en cuestión de minutos. El ACV ocurre cuando el flujo sanguíneo, hacia una parte del cerebro, se reduce o se interrumpe, lo que puede causar un daño irreversible por falta de oxígeno y nutrientes. Para los pacientes con accidente cerebrovascular, el tiempo es fundamental. En un ACV pueden llegar a morir hasta 1,9 millones de células cerebrales por minuto[1]. Por lo que una respuesta, diagnóstico y tratamiento rápido pueden desempeñar un papel decisivo en la recuperación, evitando que se produzcan secuelas duraderas.
Es necesario reconocer los primeros signos de un ACV a través de la metodología F.A.S.T para un diagnóstico oportuno:
F (Face – Cara): ¿La persona tiene la cara caída de un lado o torcida?
A (Arm – Brazo): ¿La persona es incapaz de levantar ambos brazos por igual?
S: (Speech – Habla): ¿La persona tiene dificultades para hablar?
T (Time – Tiempo): Si nota alguno de estos síntomas, llame de inmediato a los servicios de emergencia. Cada minuto cuenta.
Los avances en tecnología médica están transformando el diagnóstico y tratamiento del ACV, permitiendo una atención más rápida y precisa. La angiografía, junto a la tomografía computarizada y la resonancia magnética proporcionan información mayormente significativa del área cerebral afectada, ayudando a los médicos a tomar decisiones de tratamiento seguras, mejorando así las perspectivas de recuperación de los pacientes afectados.
En la actualidad, el ACV es la segunda causa de muerte en todo el mundo1. Sin duda, es una razón por la cual se debe continuar trabajando por mejorar todo tipo de intervenciones, reforzar la prevención y ampliar el acceso a la salud a más personas. No solo para salvar vidas, sino también para permitir que los pacientes que experimenten esta condición médica puedan continuar con su vida, teniendo en cuenta retos como la discapacidad física, cambios en su forma de pensar y sentir, dificultades de comunicación, pérdida de trabajo, ingresos y relaciones.
“La prevención es nuestra mejor defensa contra los accidentes cerebrovasculares, puesto que aproximadamente el 80% pueden ser evitados. Como compañía estamos comprometidos con la promoción de la salud en favor del acceso a un diagnóstico oportuno y tratamientos cada vez más precisos del ACV. En este proceso, no cabe duda de que la tecnología de precisión juega un papel importante para atender y dar seguimiento al paciente, junto con alianzas de valor con asociaciones mundiales como la World Stroke Organization para la certificación de centros especializados en Latinoamérica.” menciona Sergio Arturo Domínguez, director de Cuidados Cardiovasculares para Latinoamérica en Siemens Healthineers.