La Amazonía peruana está al borde de un punto de no retorno. Cada minuto se pierde el equivalente a seis canchas de fútbol de selva, según estimaciones del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) basadas en datos de MapBiomas. Esta deforestación no solo representa árboles talados: implica menos agua, menos regulación climática y menos vida. Además, amenaza el territorio ancestral de más de 400 pueblos indígenas, cuyo conocimiento ha sido clave para conservar este ecosistema durante siglos.

Ante esta emergencia, organizaciones de Brasil, Bolivia, Ecuador, Colombia y Perú se han unido en la campaña internacional “Amazon League”, que busca proteger la Amazonía y otros bosques tropicales del planeta. El objetivo es evitar el colapso de uno de los sistemas naturales más importantes para el equilibrio climático global.

Un ecosistema vital para el planeta

La Amazonía alberga el 20% del agua dulce que fluye hacia los océanos y es hogar de 47 millones de personas. Su vegetación y suelos almacenan entre 150 y 200 mil millones de toneladas de carbono, según el Panel Científico para la Amazonía (SPA). Además, sus “ríos voladores” –corrientes de vapor que transportan humedad a otras regiones– contribuyen al enfriamiento del planeta.
Restaurar para resistir

En el Perú, el Gobierno impulsa la Estrategia Nacional de Restauración de Ecosistemas y Tierras Forestales Degradadas (ProREST 2021-2030), liderada por el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR). Aunque en 2018 se calcularon 52 mil hectáreas en necesidad de restauración, pero hoy se estima que la cifra es mucho mayor.

“Devolverle vida al bosque”: el llamado de WWF

En el Perú, WWF promueve la restauración ecológica (a través de plantaciones con alta densidad y diversidad de especies nativas, enriquecimiento de bosques secundarios para mejorar su estructura, que mejoran el ciclo hídrico y benefician a especies clave como el jaguar). Por otro lado, se promueve la restauración productiva: por ejemplo, diversificación de monocultivos, sistemas agrosilvopastoriles, implementadas mediante acciones de ganadería regenerativa, rehabilitando más de 1,000 hectáreas de pasturas tradicionales y mejorando su capacidad productiva.

Se proyecta que para el año 2030 se habrán implementado acciones de restauración ecológica en áreas degradadas o deforestadas de los títulos habilitantes, alcanzando más de 6,000 hectáreas. Estas acciones podrían capturar hasta 150 mil toneladas de CO₂ en los próximos años, además de fortalecer los medios de vida de las comunidades locales.

Kurt Holle, director país de WWF Perú, reconoce que la restauración es una de las soluciones más efectivas para revertir la pérdida y degradación de los bosques amazónicos. “A través de ella, los ecosistemas recuperan su capacidad de almacenar carbono, regular el clima, proteger la biodiversidad y sostener los medios de vida de las comunidades locales. En contextos de creciente deforestación y crisis climática, restaurar los paisajes degradados significa devolverle vida al bosque y fortalecer la resiliencia de las personas y del planeta”, manifestó.

Alianzas para un futuro sostenible

Estas acciones se desarrollan en articulación con ganaderos, agricultores, autoridades locales y regionales, instituciones académicas como el Instituto Superior Tecnológico de Iberia, y el propio SERFOR. El enfoque: una visión integrada del paisaje donde conservación y producción sostenible van de la mano.
COP30: Perú ante el reto climático.

A una década de la COP20 realizada en Lima, el Perú vuelve a tener un rol clave en el escenario climático internacional. Con la próxima COP30 a celebrarse en la Amazonía brasileña, el país tiene la oportunidad de mostrar que proteger y restaurar sus bosques es esencial para cumplir los compromisos climáticos globales.