Lima, 17 de agosto del 2021.- Como parte de su compromiso y responsabilidad con el medio ambiente, la Asociación de Propietarios ‘El Refugio’ del distrito limeño de Cieneguilla se convirtió en el primer condominio de propietarios del Perú en medir su Huella de Carbono según la norma ISO 14064-1:2006, lo que le permitió obtener dicha certificación.
Según el informe de Medio Ambiente de AENOR, certificador internacional con presencia en más de 90 países, la referida asociación ha compensado las emisiones de sus actividades para el periodo 2020 con los créditos de carbono adquiridos al proyecto «Wind power generation by Shree Naman Developers». De esta manera, ‘El Refugio’ es la segunda asociación de propietarios de Sudamérica en comprar bonos de carbono para compensar sus emisiones, contribuyendo con el cuidado del medio ambiente.
“Durante el 2018, nuestra Asociación el Refugio se encontraba con áreas eriazas y de poco desarrollo de áreas verdes, así como con un menor número de árboles en un balance de tipo ambiental de remociones versus las emisiones de CO2. Con el apoyo de donaciones de organizaciones como Entre Arboles y también con el aporte de los propietarios, iniciamos la tarea de gestionar los recursos de manera responsable con conexiones, infraestructura, tuberías, fertilizantes para la forestación, el sembrado y la recuperación de áreas en jardines. Como resultante tenemos más de 2,465 árboles con 5,308 plantas en 42 variedades de plantas y flores, así como más de 12,525 metros cuadrados de verdor en áreas comunes”, afirmó Ing. Carlo Renato De Los Santos La Serna, presidente de la asociación.
Como primera acción, se tuvo el acompañamiento de la consultora Ecoamet para calcular las emisiones y remociones directas de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de la asociación; las emisiones indirectas de GEI por energía; las emisiones indirectas por consumo de energía de propietarios; y las emisiones indirectas del transporte personal.
“Con las actividades que venimos efectuando, estamos apoyando los planes del Ministerio del Ambiente (Minam) para reducir las emisiones de gases en el país”, señaló De Los Santos La Serna. La certificación de AENOR llevó a que el Minam le otorgara a ‘El Refugio’ el segundo nivel de reconocimiento por medir y verificar inventarios de GEI, utilizando la herramienta Huella de Carbono Perú.
Esta contribución al medio ambiente tiene también como comparador que en Lima se tiene un 2.1 m2 por habitante, y en distritos como Cieneguilla en 1.67m2, en Miraflores 13.84 m2 y en San Isidro 22.09 m2 por habitantes respectivamente (Según SINIA/MINAM/2018) y en la Asociación de Propietarios el Refugio es más de 175 m2 de área verde por residente o habitante. Y nuestros árboles plantados generan más remociones (123tCO2eq) que las emisiones generadas por la asociación (32tCO2eq).
“Es importante que no solo las empresas se esfuerzan por buscar luchar contra el cambio climático, sino que también nuestra Asociación El Refugio que creemos está dando el ejemplo en esta lucha que es tarea de todos”, manifestó De Los Santos La Serna.
En las últimas décadas, el calentamiento global debido a la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) se ha acelerado como consecuencia de las actividades humanas y el Perú es uno de los países más vulnerables ante los efectos del cambio climático, por lo que es importante tomar responsabilidad en nuestro medio ambiente.
Las ciudades son uno de los factores que más contribuyen al cambio climático, ya que generan más del 60% de emisiones abarcando menor del 2% de la superficie terrestre razón por la cual es muy importante generar acciones que permitan reducir emisiones en las ciudades. En ese sentido, el primer paso es conocer cuántas emisiones generamos y para ello se utiliza la Huella de Carbono, que es un indicador ambiental que calcula el total de gases de efecto invernadero emitidos por personas, empresas, productos o ciudades de forma directa o indirecta.
Como segundo paso se puede realizar una verificación de la Huella de Carbono, que es realizada por una entidad verificadora y que tiene como finalidad asegurar que las emisiones se han calculado de forma correcta y sin errores, para luego hacer seguimiento de sus sostenibilidad y continuidad. Finalmente, el tercer paso que algunas organizaciones dan es compensar sus emisiones comprando bonos de carbono que financian proyectos de energías renovables o cuidado de bosques.