Cada 16 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Alimentación, fecha establecida por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que invita a reflexionar sobre la importancia de garantizar el acceso universal a una alimentación segura y saludable. En este marco, la industria alimentaria peruana se posiciona como un sector estratégico para el desarrollo del país.

De acuerdo con datos del Ministerio de Economía y Finanzas, este sector ha registrado un desempeño positivo hasta agosto del presente año, contribuyendo significativamente al crecimiento del PBI manufacturero, impulsando las agroexportaciones y generando miles de empleos. No obstante, también enfrenta retos urgentes que exigen respuestas técnicas e innovadoras.

Uno de los desafíos más críticos es la pérdida anual de más de 12 millones de toneladas de alimentos en el país. A esto se suma la persistente brecha en el acceso a una alimentación saludable para poblaciones en situación de vulnerabilidad. Frente a este panorama, la sostenibilidad emerge como un eje transversal para transformar la industria.

“A pesar de su dinamismo, el sector requiere profesionales con una mirada integral y orientada a la sostenibilidad. Necesitamos ingenieros capaces de rediseñar procesos, reducir pérdidas y garantizar la trazabilidad, calidad e inocuidad de los alimentos”, señala Jacqueline Barrantes, directora de la Escuela de Educación Superior Tecnológica de SENATI, quien destaca, a su vez, cuatro beneficios concretos de la sostenibilidad en la industria alimentaria:

  • Reducción del impacto ambiental: Minimiza el uso de recursos naturales, disminuye las emisiones de gases de efecto invernadero, previene la deforestación y promueve la biodiversidad.
  • Mejoras en salud pública: Impulsa la producción de alimentos más nutritivos y libres de químicos, contribuyendo a dietas equilibradas y a la reducción de enfermedades crónicas.
  • Eficiencia operativa y ahorro de costos: Optimiza el uso de energía y recursos, disminuye el desperdicio alimentario y aplica tecnologías avanzadas para mejorar la productividad.
  • Desarrollo económico y social: Fomenta prácticas responsables, mejora las condiciones laborales, promueve la equidad en la cadena productiva y genera empleos de calidad.

En este contexto, la carrera de Ingeniería de Industrias Alimentarias se alinea con los requerimientos actuales del sector, formando profesionales preparados para liderar la transformación productiva. Su perfil está orientado a la innovación, planificación, ejecución y control de procesos clave como:

  • Producción y almacenamiento de alimentos.
  • Control de calidad e implementación de Sistemas Integrados de Gestión.
  • Desarrollo de nuevos productos con enfoque en sostenibilidad y valor nutricional.
  • Aplicación de tecnologías para eficiencia energética y automatización industrial.

Gracias a una infraestructura académica especializada en formación práctica, los egresados acceden a oportunidades laborales competitivas, con ingresos atractivos desde el inicio de su carrera y amplias posibilidades de crecimiento profesional.

«Nuestros profesionales en Ingeniería de Industrias Alimentarias son formados para ser los artífices de la transformación de este sector, aplicando la tecnología para reducir el impacto ambiental, asegurar la inocuidad alimentaria y optimizar la cadena de valor de los alimentos», finalizó la directora.