Un potente sismo de magnitud de 7,8 en escala de Richter sacudió en la madrugada de este lunes el sureste de Turquía y noroeste de Siria. La cifra de fallecidos ha ascendido a más de 1100 en Turquía , cifra que podría fluctuar considerablemente ,según el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. En tanto, Siria ya ha registrado aproximadamente 371 muertes y 1089 heridos en zonas controladas por el gobierno, y 380 fallecidos y más de 1000 víctimas no mortales en zonas controladas por los rebeldes.
En esta última, más de 400 edificios han colapsado, según la Defensa Civil Siria, conocidos como los Cascos Blancos. Asimismo, han hecho un llamado a las organizaciones humanitarias internacionales a “intervenir rápidamente” para dar auxilio a la población afectada.
Varias horas después, otro sismo de 7,5 azotó la provincia turca de Kahramanmaras. Este último ocurrió alrededor de las 13:30 hora local. Expertos apuntan a que esta catástrofe es la más fuerte desde 1939, año en el que un terremoto de la misma magnitud sacudió Turquía y dejó más de 30.000 muertos.
Recep Tayyip se ha pronunciado al respecto, mencionando que «nuestro Estado ha adoptado medidas con todas las instituciones desde que tuvo lugar el terremoto y nuestras provincias han movilizado todas sus capacidades».
A su vez, Suleyman Soylu, el ministro del interior de Turquía, ha manifestado en un rueda de prensa que el Gobierno turco ha declarado el nivel máximo de alarma, por lo que ha incluído una solicitud de ayuda internacional, además de destinar numerosos equipos de búsqueda y rescate a las zonas afectadas por el terremoto.
Hasta el momento, Reino Unido, Australia y Pakistán han enviado especialistas para la búsqueda y rescate de los afectados en Turquía. Rusia, pese a la guerra con Ucrania, ofreció ayuda médica a las víctimas. Israel también se ha sumado a brindar ayuda a ambos países, pese a que se encuentra formalmente en guerra con Siria.