Un concepto contemporáneo urbano, basado en la acción de caminar y satisfacer las condiciones de funcionalidad, seguridad y confort de todo ciudadano. Es así como la caminabilidad llega al mercado peruano, marcando un hito y giro en la vida de las personas.

Adicional a ello, dicha tendencia se presenta en muchas ciudades importantes como atributos de diseño que favorecen la movilidad sostenible, brindando una accesibilidad al espacio urbano, con zonas de tránsito calmado, protección a las condiciones climáticas, integración de calles completas, acceso al transporte público y conectividad con usos mixtos (residencial y comercial).

Es así como la arquitectura y la organización de las ciudades, deben promover que las personas mejoren su calidad de vida, al ejercitarse mediante el caminar o montar bicicleta. En ese sentido, llegar caminando a lugares importantes como los supermercados, zonas recreativas, centros de estudio, hospitales, espacios de intercambio, entre otros, sin comprometer la integridad ni la salud física.

Cabe señalar que el acto de caminar es fundamental para el bienestar social; se trata de una relación directa, en consecuencia, es imprescindible que las ciudades sean diseñadas o modificadas para generar un estilo de vida saludable para sus habitantes.

Si logramos que caminar sea parte de nuestra rutina, podemos evitar la obesidad, la diabetes, enfermedades cardiovasculares y el sedentarismo, aumentar la energía física, mejorar la circulación, tener un envejecimiento saludable, ayudar a reforzar la función inmunitaria, aminorar el estrés, entre otros beneficios.

Sobre el tema, recientemente se divulgó un estudio del Instituto de Políticas de Transporte y Desarrollo (ITDP), el cual reveló que pocas ciudades del mundo daban prioridad a los peatones, la mayoría de nuestras ciudades están diseñadas para estar en autos.

Al respecto, entre las ciudades del mundo con más de cinco millones de habitantes, según la citada investigación, Lima es la segunda ciudad cuya proporción de personas viven a menos de un kilómetro de la atención médica y la educación; y ocupa el tercer lugar por ser la ciudad que presenta un tamaño promedio de sus manzanas, condición que facilita que los ciudadanos caminen directamente a sus destinos sin desvíos alrededor de grandes edificios.

Dicha condición de la caminabilidad esta vinculada con la ciudad de 15 minutos, otro nuevo concepto de planificación urbana que permite a los residentes satisfacer todas sus tareas diarias, como las compras y otras acciones comerciales, incluyendo las actividades en los centros educativos y laborales, a una distancia no mayor a 15 minutos, sea a pie o en bicicleta.

Entre los beneficios de las ciudades de 15 minutos se encuentran la mejora de la salud integral (física, mental, espiritual y emocional), la reducción de las emisiones CO2 de transporte, así como la construcción de comunidades y economías locales.

Estos beneficios serán posibles para los habitantes de estas “nuevas ciudades”, siempre y cuando presenten aceras anchas para transitar, modernas ciclovías, mayor conectividad (entre las veredas, las ciclovías y el sistema de transporte público), transporte publico accesible y sin peligros, mejores luminarias, más super pequeños, entre otros.

La autoridad distrital debería promover el desarrollo de los comercios para crear las ciudades de 15 minutos, desarrollar zonas con cultura de calle, una mezcla de tiendas, restaurantes, cafés, bares, teatro, cine, etc. Fomentar espacios de intercambio que generen la chispa de la creatividad. Además, deben impulsar  la densificación de las áreas de vivienda y la reducción de los estacionamientos.  Debemos buscar el equilibrio entre la vida y el trabajo.

Sin duda, este tipo de propuestas beneficia a todo ciudadano, como parte de ellos y con cada vez, mayor protagonismo en la sociedad, se encuentra la clase creativa, identificada como una fuerza impulsadora clave para el desarrollo de espacios urbanos.