Se estima que 703.000 personas al año se quitan la vida en todo el mundo, según la OMS (Organización Mundial de la Salud). Por cada suicidio, es probable que otras 20 personas intenten suicidarse y muchas más tengan pensamientos suicidas serios. El 10 de septiembre de cada año, se centra la atención en el tema, reduciendo el estigma y creando conciencia entre las organizaciones, el gobierno y el público, dando un mensaje singular de que el suicidio se puede prevenir.

Millones de personas sufren un duelo intenso o se ven profundamente afectadas por comportamientos suicidas, como es el caso de la autolesión.

“Podemos entender la autolesión como cualquier forma en la que uno se hace daño a sí mismo, a veces es de forma visible y evidente, pero no hay que dejar de lado aquellas formas en las que el resultado y el objetivo son el mismo, pero no es tan dramático ni impactante. Si tomamos ambas fuentes en cuenta, podemos decir que la autolesión cada vez se está afianzando más como una forma de gestionar el malestar en ausencia de respuestas adaptativas ante situaciones dolorosas, llegando en muchos casos a causar la muerte, de hecho, es escalofriante el incremento de muertes por suicidio, considerándose la primera causa de muerte no natural incluso en jóvenes”, indica Concepción Hernández Martín, psicóloga de la clínica López Ibor

Cada muerte por suicidio es un problema de salud pública con un profundo impacto en quienes los rodean. Al generar conciencia, reducir el estigma en torno al suicidio y alerta acciones bien informadas, se podrá reducir los casos en todo el mundo.

“Factores económicos, laborales o de salud física están detrás del aumento. Todos sabemos lo inestable y la precariedad del trabajo, el incremento de los precios, lo que cuesta llegar a fin de mes o mantener la vivienda y el cuidado digno de la familia.  Pero, también, sabemos el cambio en valores que se está produciendo generacionalmente, la frivolidad que hace que la imagen sea tan importante, el acoso y/o violencia, que se convierte en disparadores de conductas que en ocasiones no tienen marcha atrás”, añade Concepción Hernández Martín.

Algunos de los motivos del incremento de las autolesiones son las siguientes:

  1. La exigencia generalizada a la hora de optar a puestos de trabajo.
  2. La necesidad de aceptación en los grupos mayoritarios.
  3. La baja tolerancia al malestar reforzada por la inmediatez.
  4. La desesperanza, desesperación ante situaciones en las que no se tiene el control de las circunstancias.
  5. La impotencia que se genera cuando no se recibe ningún tipo de ayuda.

“Cuanto más se visibilice la autolesión o el suicidio en la sociedad, cuanto más se hable de prevención, de pedir ayuda, más podremos frenar esta plaga que se va instaurando en todos los estratos sociales. Es importante transmitir que hay gente que puede ayudar, tanto a nivel profesional como a nivel personal, podemos buscar un amigo o un familiar a quien contarle el dolor, pero es fundamental buscarlo en aquellas personas que estén emocionalmente disponibles. Podemos buscar ayuda en los profesionales que están ahí para ayudarnos en ese camino pedregoso, y en este punto hay que romper una lanza y crear recursos, servicios más accesibles a la sociedad, atención de calidad, recursos en los que la persona que se plantea hacerse daño o terminar con su vida pueda encontrar una ayuda real en todas las fases del camino. Esta sociedad necesita cambios, en cuanto a información, educación emocional, o dispositivos que estén creados específicamente para atender un riesgo mucho mayor de lo esperado”, concluye Concepción Hernández Martín.