Lima, abril de 2021. Hormigueo, entumecimiento, quemazón y dolor ante estímulos comunes como el tacto o el roce de la ropa. Estas son las sensaciones que experimenta un paciente con dolor neuropático, una enfermedad que afecta a casi 13 millones de personas en Latinoamérica.

Esta afección aparece como consecuencia directa de una lesión o enfermedad que afecta el sistema somatosensorial, que recibe e interpreta estímulos en músculos, articulaciones, ligamentos y tendones. Cuando se limita a un área no mayor de una hoja de papel tamaño carta, se denomina dolor neuropático localizado.

Por su intensidad, puede ser incapacitante, debido a que limita la movilidad del cuerpo, pudiendo ocasionar alteraciones de sueño, disminución del apetito1, irritabilidad y depresión, lo que les impide a los pacientes llevar una vida normal, afectando sus relaciones laborales e incluso familiares.

La doctora María Patricia Gómez, especialista en dolor y secretaria académica de la Federación Latinoamericana del Dolor (FEDELAT), señala que la alta incidencia del dolor neuropático está asociada a la recurrencia de las condiciones o lesiones asociadas. Entre las más comunes se encuentran algunas enfermedades metabólicas, como la diabetes; infecciones como el herpes zóster; tratamientos oncológicos, intervenciones quirúrgicas y amputaciones; estas últimas dan lugar al dolor conocido como miembro fantasma..

El dolor neuropático localizado es una afección crónica y puede ser permanente sin el tratamiento adecuado; por otra parte, no responde al tratamiento con los analgésicos más comúnmente utilizados (muchas veces como automedicación del paciente).
La doctora Gómez recalca que, “para su adecuado tratamiento, es fundamental contar con un abordaje multidisciplinario que incluya un especialista para el control de la enfermedad de base o la causa directa, un tratamiento especializado y personalizado para el dolor crónico, y terapias física y psicológica”.
Por su parte, la doctora Katia Echegaray, coordinadora de la maestría de Cuidados Paliativos y Manejo del Dolor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, señala que en Perú los pacientes pueden experimentar sufrimiento y discapacidad por no acceder a tratamientos adecuados a pesar de que existen opciones seguras y eficaces para aliviar el dolor y mejorar así, la calidad de vida.

En Perú, acceder a un especialista en dolor no es fácil, por ello se deben realizar esfuerzos conjuntos para cerrar las brechas. En muchos de los casos, el dolor neuropático es crónico, es decir, se prolonga por más de tres meses “y se pierde un tiempo valioso desde el momento en que el paciente llega a la primera consulta hasta que es atendido por un especialista, optimizar los tiempos de diagnóstico y tratamiento pueden marcar una diferencia en el manejo de la enfermedad”, concluye Echegaray.