El 73,4% de los padres o cuidadores en el Perú, considera que el permanecer en casa por la cuarentena afectó la salud mental de sus hijos e hijas, según el estudio “La Salud Mental de Niñas, Niños y Adolescentes en el Contexto de la COVID-19”, realizado entre el Ministerio de Salud y UNICEF. Ante esta problemática, el Proyecto Educativo Nacional -PEN 2036-, busca promocionar el bienestar socioemocional de las y los estudiantes desde las instituciones educativas, estableciendo lineamientos para implementarla en los colegios, lo cual fue aprobado recientemente con el Decreto Supremo Nº 013-2022-MINEDU.

“Si realmente queremos educar de manera integral y con la persona al centro, abordar la dimensión del bienestar y aprendizaje socioemocional es clave. Es muy destacable la aprobación de este instrumento normativo por parte del MINEDU porque esa acción por sí misma es habilitadora de un cambio profundo que necesitan nuestras escuelas para poner a la persona al centro de todos los procesos desde lo más elemental: su bienestar, su emocionalidad y su desarrollo social”, señala Angela Bravo, Alumni de Enseña Perú, quien junto a otros especialistas participó en el desarrollo de este proyecto.

La construcción de este documento es un resultado de la acción colectiva de diversos roles trabajando por la educación del país. Permite darle un rol renovado a las y los tutores quienes vienen abordando estas dimensiones del desarrollo con esfuerzo y ahora cuentan con mayor claridad y orientación; además formaliza varios años de acciones de reforma que han buscado poner al desarrollo socioemocional y al bienestar en el centro de la atención pedagógica de las escuelas, resalta la especialista de Enseña Perú.

En línea con ello, da a conocer algunos de los lineamientos considerados en el Decreto Supremo para promover el bienestar socioemocional de las y los estudiantes de la Educación Básica del Perú:

  1. Implementación de la Tutoría y Orientación Educativa: A través tutoría individual, tutoría grupal, orientación educativa permanente, entre otras, se puede promover la importancia y la relación del desarrollo socioafectivo y cognitivo para mejorar los aprendizajes y contribuir a la formación integral de las y los estudiantes, que los ayude gestionar sus emociones, relacionándose con los demás de manera positiva y satisfactoria.
  2. Trabajo con la familia y la comunidad: Esta labor implica trabajar de manera coordinada, articulada y cercana, con el fin de mejorar la convivencia en los diferentes espacios de los estudiantes, generar un compromiso y la participación activa de las familias en el proceso de aprendizaje de sus hijas e hijos, fomentar el diálogo y la autonomía de los y las estudiantes y el bienestar de todos los miembros de las familias. Asimismo, contribuye a disminuir la probabilidad de que se generen situaciones que ponen en riesgo el desarrollo y la continuidad de las y los estudiantes.
  3. Inclusión y atención a la diversidad: Permite proveer de oportunidades educativas de calidad y aprendizajes en igualdad de condiciones para atender la variedad de estudiantes independientemente de sus características y necesidades formativas. Para lograrlo, se requiere el involucramiento de los diferentes actores educativos y aliados, así como la generación de condiciones institucionales, teniendo como punto de partida la identificación y superación de las barreras educativas que enfrentan las y los estudiantes.
  4. Promoción de la participación estudiantil: La participación estudiantil contribuye con su bienestar, al estar basada en principios y valores éticos, cívicos y de respeto por la diversidad, así como se orienta a reforzar la autoestima, la autonomía, creatividad y liderazgo. Las y los estudiantes son capaces de cuestionar, soñar, deliberar, proponer y lograr cambios positivos en ellos mismos, sus familias y comunidades, considerando que el desarrollo de estas competencias se da a través de las experiencias reales y simuladas que vivencian en distintos contextos.
  5. Convivencia escolar en el marco del bienestar: La gestión de la convivencia escolar aporta a la construcción de vínculos seguros, a la eliminación de toda forma de violencia y discriminación, y a la vivencia de experiencias positivas sobre la base de la responsabilidad, la solidaridad y la justicia, que permite lograr una formación ciudadana integral en las y los estudiantes.