Lima.- De niña, desde que su padre falleció, Susan García Ramos vio a su madre trabajar sin descanso para poder sostenerla a ella y a su hermana. Pese al esfuerzo, el dinero que ganaba su progenitora no alcanzaba para cubrir las necesidades del hogar. Es así que, a los 10 años, Susan decidió trabajar vendiendo golosinas y realizando labores de limpieza en un colegio en su natal Junín, pero sin descuidar sus estudios en el colegio. Ella tenía claro que solo estudiando podría cambiar su destino y el de los suyos. Y así ocurrió.
“Desde la partida de mi papá hemos salido adelante las tres: mi mamá, mi hermana y yo. El esfuerzo de mi mamá ha sido grande. Ella no tenía descansos ni feriados. Mi hermana y yo también hemos tenido que trabajar desde niñas”, cuenta Susan, quien creció en Chupaca, en pleno valle del Mantaro, ubicado a 30 minutos de Huancayo. “He sentido la necesidad de algún día compensar a mi madre por tanto sacrificio. Yo sabía que solo con los estudios íbamos a salir de la pobreza, por eso me quedaba estudiando hasta muy noche. En el colegio quedé entre los cinco primeros lugares”, recuerda orgullosa.
Al terminar el colegio, sus buenas notas la llevaron a ingresar a la Universidad Nacional del Centro del Perú, en Huancayo, donde estudió Ingeniería Forestal y Ambiental. En su etapa universitaria, la joven talento dividía sus tiempos entre los estudios y sus labores eventuales, como repartidora de volantes y dictando clases en colegios particulares para cubrir sus gastos académicos.
En el 2013, fue admitida en el programa de movilidad de la Red Peruana de Universidades (RPU) para realizar una pasantía en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), donde llevó cursos de especialización en recursos hídricos. Además, en el 2017 ganó el primer puesto del Premio Nacional Cultura del Agua, en la categoría Investigación, por su tesis de pregrado. Ha participado también en varios congresos nacionales e internacionales y ha trabajado en distintos proyectos con reconocidas instituciones, como la Autoridad Nacional del Agua (ANA).
En la actualidad, ha concluido con éxito la Maestría en Ciencias de la Ingeniería, especialidad Hidrología y Medioambiente, en la Pontificia Universidad Católica de Chile (UC), donde estudió becada por el Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación. Susan es talento Beca Generación del Bicentenario del Pronabec.
“La Beca Generación del Bicentenario del Pronabec fue la mejor oportunidad que he tenido para desarrollarme profesionalmente, porque me permitió dedicarme exclusivamente a estudiar. Por primera vez en mi vida no tenía que trabajar y estudiar al mismo tiempo. Ha sido maravilloso. Estudiaba hasta 11 horas al día, incluso sábados y domingos, para poder rendir bien en los cursos”, dice emocionada.
Desde el 2019, además, forma parte de un equipo de investigación en la mencionada universidad del país sureño, donde ella y los demás integrantes se dedican a estudiar la hidrología del suelo y fomentan la ciencia en jóvenes y escolares a través de charlas y conferencias, por invitación del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de Chile.
Susan, quien hoy tiene 29 años de edad, acaba de culminar la maestría en Chile con un promedio sobresaliente y está a punto de finalizar su tesis que trata acerca de los incendios forestales y sus efectos sobre los agregados del suelo. Su objetivo es generar un modelo predictivo, basado en inteligencia artificial, que estime la respuesta o comportamiento de los agregados del suelo ante un evento extremo como un incendio. Afirma que en el Perú su investigación contribuirá al estudio de los suelos y al sistema de prevención de incendios, ya que a través de la caracterización de suelos quemados se puede optimizar su manejo y restauración.
La joven talento se despide dejando un mensaje a las niñas del Perú: “No dejen de luchar hasta conseguir sus metas, como yo lo hice. El camino no es fácil, pero con esfuerzo y empeño se puede lograr”. Ella es un claro ejemplo de que con perseverancia todos los sueños se pueden convertir en realidad por más imposibles que parezcan.