Lima.- El gobierno argentino hizo oficial un nuevo programa de control de precios a mediados de este mes. Este afectará a 1,432 artículos hasta enero del 2022. El objetivo de esta medida es anclar el alza sostenida de los precios en un contexto en que la inflación de los últimos meses supera el 50% anual. No obstante, esta medida ya ha demostrado no ser efectiva para reducir la inflación. Sino que, por el contrario, es un limitante para el crecimiento económico.

Llorar por Argentina
Argentina viene enfrentando una crisis económica durante las últimas décadas. Hace casi un siglo, era uno de los países más ricos del mundo, con un PBI per cápita similar al de países de la OCDE. Desde entonces, el PBI por habitante se cuadruplicó en Argentina, mientras que, en países europeos, este indicador creció 10 veces.

El poco crecimiento económico ha sido acompañado de múltiples procesos inflacionarios frente a los que se introdujeron reiteradamente controles de precio con muy malos resultado. Entre 1944 y 2021, el país ha experimentado una inflación promedio anual de 57%. Para el premio Nobel de Economía, Paul Samuelson, el “milagro del estancamiento argentino” es consecuencia del camino populista que adoptaron los distintos gobiernos.

La vieja receta
El gobierno argentino, ya ha implementado con anterioridad políticas de fijación de precios, como el congelamiento de precios y salarios a mediados de 1973. Esta medida funcionó hasta que, debido al incremento del costo de los insumos como el petróleo, muchas industrias dejaron de cumplirla y los mercados negros crecieron.

Es así que, en los primeros tres meses de 1975, la inflación llegó casi a 60% y se vio un deterioro económico y una hiperinflación que superó el 700% anual hacia el primer semestre de 1976.

El congelamiento de precios anunciado por el gobierno incluye más de 700 productos ya contenidos en el programa “Precios Cuidados”. Cabe mencionar que a inicios de este año se dispuso el congelamiento del precio de la carne. Pese a ello, su costo incrementó 11.8% en el primer trimestre del año, por lo que el Gobierno restringió las exportaciones, medida que tampoco dio buenos resultados.

Problemas de Fondo
La recurrencia de episodios inflacionarios de la economía argentina, se relaciona con la baja capacidad para adoptar reformas que permitan contar con un manejo responsable de las finanzas públicas y una mayor autonomía de la política monetaria.

Las altas tasas de inflación desde la mitad del siglo XX son un reflejo del poco éxito en la implementación de esquemas institucionales que establezcan límites efectivos a la expansión del gasto público y faciliten el control del déficit fiscal en niveles sostenibles.

Otro problema ha sido la pérdida de valor del peso argentino debido a la excesiva impresión de billetes para financiar al Tesoro Público. Esto, acompañado de las mayores cotizaciones de materias primas en el mercado internacional, ocasionó un aumento de precio en los productos de la canasta básica.

Lecciones peruanas
Entre 1985 y 1990, en nuestro país, se aplicaron medidas muy similares a las hoy aplicadas en Argentina. Estas derivaron en una de las crisis económicas más duras, donde el déficit fiscal se elevó en promedio a 8.9% del PBI.

En este contexto, la falta de acceso a los mercados internacionales obligó al Gobierno a financiarse a través de la emisión monetaria del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), ocasionando altas tasas de inflación. Es así que se implementaron controles de precios en los productos básicos, generando un efecto inverso al esperado que llevó a una inflación anual de 7,650% en 1990.

Tras ello se implementaron medidas para fortalecer la institucionalidad económica del país y se sentaron las bases para una administración sostenible de la política fiscal y monetaria.

La experiencia peruana de la década de los ochenta y la argentina a lo largo de su historia muestra que fórmulas de política como el control de precios son obsoletas y pueden resultar más bien en escasez, mercados negros y procesos inflacionarios.

Luego de implementar el programa de estabilización, en los últimos 25 años, el escenario macroeconómico del Perú se ha caracterizado por tener una inflación reducida y estable, así como los déficits fiscales y la deuda pública más bajos de la región. Generando que tengamos uno de los niveles más bajos de riesgo país y la apertura hacia fuentes de financiamiento a bajo costo en mercados internacionales.