Las redes sociales permiten dar rienda suelta a nuestro lado exhibicionista, en algunos usuarios más acentuado que en otros. Hay quienes postean cada paso que dan: desde que despiertan, lo que desayunan, su itinerario de trabajo, la hamburguesa que se comen, las zapatillas de correr, los libros que se compran, sus vacaciones soñadas o su familia perfecta. Pero, ¿qué pasa si esa vida casi perfecta, es en realidad solo apariencia?
Casos como el de Melissa Paredes con su aún esposo, Rodrigo Cuba, plantean repensar en el verdadero mensaje que nos permite transmitir las redes sociales donde la felicidad está sobrevalorada.
“Las redes sociales se han convertido en una constante obsesión para las personas, que las usan como si fuese un producto que se puede comprar. Las figuras de las redes nos bombardean constantemente con una perfección que no existe, es como una vida paralela a la real” manifiesta Sandra Chafloque Chávez, docente de la Escuela de Psicología de la Universidad César Vallejo – campus Piura.
Para la psicoterapeuta familiar, esta aparente felicidad o postureo sin sentido, nos presiona socialmente. A muchas personas les hace pensar que tienen como misión en la vida ser felices cada día y en cada momento, obligándose a aparentar que todo va bien.
“Como se ha visto en este caso mediático, en algunas ocasiones llegamos al matrimonio con la idea preconcebida de que si me va mal me separo y vivo el momento. No somos capaces de poder validar que la relación de pareja se construye en base al compromiso, intimidad y confianza. Actualmente muchas parejas, en la primera crisis, se distraen de la verdadera necesidad y confunden la soledad para dejarse llevar por el lado sensorial del ser humano”, precisó la especialista.
Utilizar las redes sociales de modo saludable implica no buscar la aprobación de tus contactos ni tener la necesidad de que estos sepan lo que haces a cada momento. Sobre ello, Chafloque manifiesta que “las redes sociales actúan como mecanismos de defensa para muchas de nuestras carencias y necesidades, esas de las que muchas veces no somos conscientes y que proyectamos en estos espacios”.
Finalmente, la especialista brindó recomendaciones para hacer uso saludablemente de nuestras redes sociales:
Es necesario que se entienda, sobre todo los más jóvenes, que las redes sociales no son parte esencial y necesaria de sus vidas. Son un complemento y una forma de comunicación y de compartir experiencias con personas que vemos cada día, o con las cuales mantenemos una relación frecuente y real.
Debemos gestionar adecuadamente nuestras emociones y saber expresarlas en los medios adecuados. ¿Un ejemplo? Si estoy enfadada con una compañera de trabajo, no se lo diré en las redes sociales, ni lo publicaré en su muro para que el resto de personas también se entere de esa situación. Es conveniente ser franco y hablarlo en persona, sin necesidad de que terceras personas se involucren.
Las personas saludables saben cuándo “desconectar”. No están pendientes de sus celulares y de lo que ocurre en las redes sociales, la vida real es mucho más apasionante.
No hay afán de “enorgullecerse”, de ser prepotentes o aparentar. Publicar las buenas noticias solo por el placer de compartir con las amistades esas emociones positivas.}

“Se ha ido perdiendo un poco la intimidad. No es necesario que todos tus contactos sepan todo lo que haces o dejas de hacer, lo que piensas o sientes”, finalizó la docente de la UCV.