Se estima que hay cerca de dos mil quinientos millones de gamers alrededor del mundo. Más que un pasatiempo, los videojuegos se han convertido en una industria global gigantesca, que anualmente mueve más de 160 mil millones de dólares, de acuerdo a cifras de Forbes. Hace décadas que los videojuegos dejaron de ser cosa de niños. A nivel mundial, hoy, apenas el 21% de los gamers son menores de edad, según cifras de Statista.com. Además, el 52% de las personas asiduas a los videojuegos han completado su educación superior.

Por todo ello, hoy la creación de un videojuego necesita de un equipo multidisciplinario de profesionales entre los que hay artistas, diseñadores, guionistas, programadores e incluso científicos. Es imposible crear un videojuego de exploración del espacio exterior como ‘No Man’s Sky’ sin la asesoría de astrónomos, imaginar tecnología como la que existe en la saga de ‘Portal’ sin conocimientos de física y mecatrónica o recrear el pasado para ‘Assasin’s Creed’ sin historiadores, arquitectos e ingenieros.

Cada 29 de agosto, se celebra el Día del Gamer y es una oportunidad excelente para recordar cómo ha evolucionado esta alianza entre la ciencia y los videojuegos. La ciencia ayuda a los videojuegos a crear mundos más inmersivos y auténticos. Además de los conocimientos, la tecnología es indispensable. Sin los avances en ciencias informáticas – a nivel de software y hardware – con los que contamos actualmente, sería imposible crear videojuegos tan realistas como los que tenemos hoy.

“El avance tecnológico es la clave para la creación de videojuegos. Por ello, la ciencia se ha vuelto indispensable si queremos lograr mejoras en la industria gamer. Científicos y programadores forman parte de los equipos multidisciplinarios que se requieren para lograr juegos con mejor calidad y realismo. Así, es evidente cómo la evolución de un sector repercute directamente en el otro”, señaló la PhD. Yamileth Serrano, docente e investigadora de la carrera de Ciencia de la Computación en UTEC.

Pero no solo los videojuegos se nutren de la ciencia. Esta también puede aprovechar a los miles de millones de personas que pasan horas en una consola o PC. Por ejemplo, el ‘shooter Borderlands 3’, lanzado el año pasado, actualizó su contenido para incluir un minijuego llamado ‘Ciencia de Borderlands’. Gracias a él, en un formato de puzzle similar a juegos como Candy Crush, los gamers pueden ayudar a desarrollar investigación científica real, relacionada con el microbioma del sistema digestivo humano.

El minijuego convierte el ADN de cada microbio intestinal en cadenas de ladrillos de cuatro formas y colores diferentes. Los jugadores de Borderlands 3 que quieran participar tendrán como objetivo conectar esas formas de diferentes colores y, con ello, ayudarán a los científicos a estimar la completar la cadena de ADN de cada microorganismo.